El mundo está cambiando de forma cada vez más acelerada y el sector académico está inmerso en esa transformación. Según la OCDE uno de los principales retos que enfrenta hoy la educación es precisamente el contexto altamente cambiante en el que se desarrolla. La pandemia y las nuevas tecnologías han alterado la forma en que vivimos y nos relacionamos, obligándonos a actuar a una velocidad mayor a la que podemos anticipar.
El sector educativo colombiano no ha sido ajeno a esto, pues también ha tenido que adaptarse para brindar, a niños y niñas, alternativas de aprendizaje que les permitan desarrollarse integralmente y asumir cualquier desafío de su entorno. Para esto, requirió de soluciones basadas en la innovación para responder a una nueva realidad. Con innovación no me refiero solo a herramientas tecnológicas o digitales, sino también a la creatividad, que fue fundamental para generar espacios didácticos, llamativos, con dinámicas disruptivas para evitar la deserción o el aburrimiento al estar lejos de la escuela.
Aunque el confinamiento evidenció algunos aspectos que el sistema escolar tiene que mejorar, también incentivó el despliegue de nuevas oportunidades para fomentar habilidades en nuestros niños, que serán fundamentales para vivir en un entorno altamente tecnificado. Así mismo, los formatos de aprendizaje a distancia incentivaron el desarrollo de habilidades socioemocionales como la capacidad de automotivación, la responsabilidad y la gestión del tiempo en los estudiantes.
Estamos llamados a aprovechar estas oportunidades derivadas de la crisis para fomentar en los alumnos la investigación, la comunicación, el análisis lógico, la empatía, la escucha activa, la flexibilidad, la adaptación, la resiliencia y el uso eficiente de la tecnología.
Por eso, las vacaciones no solamente son un momento de merecido descanso, sino también un espacio para que las instituciones educativas puedan evaluar cuáles estrategias mantener y fortalecer para beneficiar a los niños y a las niñas. La innovación y la creatividad son herramientas clave para implementar estas reflexiones.
Desde la Fundación Terpel, durante más de 17 años nos hemos enfocado en mejorar la calidad educativa de los niños del país. Reconocemos que la educación es un motor de transformación para la sociedad, razón por la cual es relevante implementar estrategias que fortalezcan el liderazgo y las habilidades básicas como el lenguaje y las matemáticas, que fomenten en los niños y las niñas pensamiento lógico, y que les permita comprender mejor el mundo y ser agentes de cambio en sus comunidades.
Al promover en los niños, niñas y jóvenes el entusiasmo de aprender y el pensamiento crítico, también fomentamos en ellos el poder de liderar su propia vida y los cambios que quieran ver en su entorno.
Ahora que los estudiantes se preparan para volver a clase, la invitación a los padres, docentes y líderes del sector educativo es a seguir trabajando por hacer de la educación un motor de desarrollo y fortalecer las lecciones aprendidas durante la pandemia.
Conoce el artículo completo en el siguiente link: Lecciones de la pandemia para el sector educativo