Con seguridad todos tenemos en la memoria algún maestro que marcó nuestro aprendizaje, nos inspiró, nos dejó valiosas enseñanzas y acompañó nuestro crecimiento, no solo académico sino personal y emocional. Ese maestro que fue mucho más allá de lo teórico abrió nuestro horizonte y nos ayudó a afianzar nuestra individualidad y talentos.
Si bien la educación es un pilar fundamental para el desarrollo de cualquier sociedad, los profesores son los cimientos sobre los cuales se construye un sistema educativo sólido, efectivo, capaz de lograr transformaciones colectivas. Su labor es fundamental para garantizar un nivel educativo destacado.
Sin duda, la educación de calidad está íntimamente ligada al trabajo y a las cualidades personales y profesionales de los maestros. En Colombia se han invertido recursos considerables en mejorar la infraestructura de las instituciones educativas, los programas pedagógicos y la formación docente. Sin embargo, aún queda camino por recorrer.
De acuerdo con la Unesco, “los docentes son el factor más importante dentro del aula en lo que respecta a la calidad de la enseñanza”. Además, se ha encontrado que la formación y la experiencia de los maestros están directamente relacionadas con el desempeño académico de los estudiantes.
Los maestros van mucho más allá de la transmisión de conocimientos. A través de su vocación y compromiso, hacen posible un diálogo entre los saberes tradicionalmente académicos, los saberes propios de las comunidades e incluso los nuevos saberes derivados de la virtualidad, los contenidos multimedia e incluso la inteligencia artificial. Así mismo, alimentan el desarrollo personal y emocional de sus alumnos.
"Su rol de guías y mediadores, que facilitan y acompañan a sus estudiantes en la construcción de conocimiento, de proyectos de vida y de sociedad, requiere de provisiones permanentes".
Un maestro tiene la capacidad de inspirar y guiar a sus estudiantes la apertura para aprender de ellos; no desfallece ante la apatía y las dificultades que conlleva el ejercicio de su rol, y reconoce su impacto en la formación de mujeres y hombres líderes del mañana.
Sin embargo, de acuerdo con el Programa de Evaluación Internacional de Estudiantes (Pisa), Colombia ocupa uno de los últimos lugares en la región en términos de calidad educativa. Una de las razones detrás de esta situación es la falta de actualización de las prácticas pedagógicas de los docentes.
Desde la Fundación Terpel, estamos comprometidos con el mejoramiento de la calidad educativa del país y este compromiso se refleja en el acompañamiento y la formación que realizamos a profesores de todos los departamentos. Queremos fortalecer el desarrollo del liderazgo y las capacidades necesarias para optimizar la práctica de aula, y así generar en los estudiantes pensamiento crítico, prácticas de innovación y la confianza necesaria para transformarse a sí mismos y a sus entornos.
Actualmente, los docentes afrontan retos cada vez de mayor envergadura. Su rol de guías y mediadores, que facilitan y acompañan a sus estudiantes en la construcción de conocimiento, de proyectos de vida y de sociedad, requiere de provisiones permanentes. En la Fundación Terpel somos aliados de nuestros docentes. A través de nuestros programas, los orientamos y apoyamos con herramientas pedagógicas que contribuyen a fortalecer de forma efectiva y asertiva el arte de enseñar.
El valor y el aporte de cada maestro en la vida de nuestros niños, niñas y jóvenes son incalculables. Es por eso que queremos reconocer el esfuerzo diario, la recursividad, la pasión y vocación en la construcción de un mejor país y resaltar la importancia de generar espacios para contribuir a su tarea de apoyar a nuestros niños a ser quienes sueñan ser. Más maestros que abran horizontes.
MARCELA MONTOYA
Directora ejecutiva de la Fundación Terpel